LA FILOSOFÍA Y LA CONDICIÓN DE EXISTENCIA
La primera y más
determinante función de la voluntad en el quehacer filosófico consiste en
asegurar, desde el mismo comienzo, la pureza de la teoría y el corazón. En
efecto, la rectitud de la voluntad, el amor a los otros y a lo otro por ellos
mismos, resulta imprescindible, aunque no baste, para una adecuada comprensión
de la verdad; por el contrario, la desviación del impulso voluntario hacia el
propio yo, el desordenado amor que lleva a verlo todo en referencia a uno mismo
o a la determinada opción ideológica o política que ha hecho suya (para-sí),
impide cualquier penetración cognoscitiva en la realidad tal como es (en-sí).
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